Rezagos en el Día Internacional de la Alfabetización
Se incumple la obligatoriedad en Preescolar en zonas indígena y rural fijada en 2008.
• Rezagos y brecha más grande en la atención a niñas en el Día internacional de la Alfabetización.
CIUDAD DE MÉXICO.- La educación ha sido uno de los pilares esenciales para el desarrollo sostenible en todo el mundo. Sin embargo las estadísticas señalan que aún hay 880 millones de personas que no saben leer ni escribir. De estos, dos tercios, es decir 586 millones son niñas y mujeres. Según la UNESCO, existen alrededor de 110 millones de niñas y niños en edad escolar que no asisten a la escuela, dos tercios son niñas[1], en el marco del Día Internacional de la Alfabetización a celebrarse el próximo jueves 8 de septiembre en todo el mundo.
En niñas y mujeres la falta de acceso a la educación sigue siendo el aspecto más serio que afecta el futuro en particular de las niñas. Según estimaciones recientes, un 59% de las niñas en los países en desarrollo no están en la escuela secundaria, muestran diagnósticos realizados por Visión Mundial.
Las razones por las cuales hay pocas niñas en los niveles educativos superiores son históricas y culturales. Las niñas tienen menos acceso a los recursos financieros requeridos y son obstaculizadas por normas que asumen (a menudo falsamente) que las niñas no serán proveedoras del pan para sus familias.
Pobreza, el trato preferencial a los niños en la escuela, el miedo al acoso sexual y la violación en la escuela, la falta de servicios sanitarios para las niñas (especialmente relevantes durante la pubertad) mantienen a las niñas alejadas de la escuela. Las prácticas tradicionales culturales actúan como discentivos para los padres. Por ejemplo, donde se practica esto, los padres conocen que mientras más educadas son las niñas más es la dote o el pago de la novia y menor su apuesta por una asociación matrimonial potencial, señala en estudio “Secreto a voces, abriéndonos a la realidad de la niña en América Latina y el Caribe” de Visión Mundial.
En América Latina y del Caribe, se nota una fuerte desigualdad en la educación, por la condición de género, por el estrato social, por el origen, por la etnia y de raza, por la desigualdad urbana y rural, entre otros. Paradójicamente los gobiernos están más dispuestos a invertir en la educación urbana y en estratos sociales con más posibilidades que en aquellos más necesitados. Las poblaciones más pobres muchas veces no son las prioritarias en las políticas públicas.
Venimos con una herencia histórica en el tema de educación, que aún hoy día no se ha podido erradicar. Desde el siglo XIX, en que la educación no era para todos; estaba pensada para la ciudad para las clases sociales pudientes, y en lo rural y marginal donde se necesitaba personas para mano de obra barata, no había tiempo para la educación. Las poblaciones indígenas son testigos y ejemplo de la brecha que existe en el tema educativo.
En México, prevalece un preocupante déficit de oportunidades educativas para la población indígena. A pesar de que los promedios nacionales, acreditan a México con una cobertura universal en el nivel primaria, la sobrestimación y las variantes operativas que están imprimiendo los grupos de niños y niñas jornaleros agrícolas, por ejemplo, plantean nuevos retos a considerar. Adicionalmente, no se puede afirmar que el acceso a la primaria es un problema resuelto, mientras persistan los problemas de deserción y no se tome en cuenta la eficiencia terminal, señala el informe la Infancia Cuenta 2005.
Las brechas regional: norte-sur; territorial: urbana-rural; y étnica: indígena-no indígena, continúan presentes en los indicadores de cobertura y permanencia. El problema de la calidad educativa es preocupante y generalizado. Sin embargo, es en este rubro, donde se evidencia distribución desigual de las oportunidades educativas. Son preocupantes también los resultados de aprovechamiento en las modalidades de atención a grupos vulnerables: Programas compensatorios, Telesecundarias, Educación Indígena y Migrantes.
Un ejemplo, tan solo en cobertura el tipo de escuela a la que asisten los niños y niñas de México. Según datos del monitorio a las escuelas del nivel básico ciclo escolar 2003-2004, realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), las escuelas que dan atención a población indígena el 80% contaban con luz eléctrica y 52% tenía piso de tierra, y si es un niño o niña que atienda el sistema comunitario compensatorio en nuestro país, la probabilidad de que su escuela no tenga luz eléctrica es del 33%, y que no tenga pisos del 47%.
Concluyendo, el mismo Estado mexicano incumple la reforma constitucional, con adiciones al artículo 3° y 31, que hizo obligatorios 3 años de preescolar, en particular en zonas indígenas y rurales. Asimismo sigue incumpliendo la recomendación de reducir las disparidades regionales y tomar medidas eficaces para mejorar la situación educativa a favor de los grupos vulnerables porque la educación es un derecho humano. Y por lo tanto uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio fijado por Naciones Unidas para el 2015.
Ante la situación de desventaja de las comunidades indígenas y rurales, Visión Mundial contribuye y trabaja para reducir las desigualdades en los estados en que trabaja. Un ejemplo son los talleres de Educación bilingüe en la Montaña Amuzga de Guerrero, donde maestros y voluntarios promotores educativos asisten a talleres de fortalecimiento de la lengua amuzga. Esto, ha redundado en el fortalecimiento de lengua materna en los niños y niñas y el buen desempeño escolar. A la fecha se están capacitando 150 maestros y directores logrando atender a 230 niños y niñas en rezago escolar y fortaleciendo el amuzgo.
Como parte de su misión, Visión Mundial de México pone a su disposición información de las zonas en que tiene presencia, así como contacto directo con el personal que labora en estas regiones con la única petición de mencionar la fuente. Visión Mundial de México es parte de la Confraternidad Internacional de World Vision, organización fundada en 1950 y que actualmente tiene presencia en cerca de 100 países en tres líneas básicas: Desarrollo transformador; Promoción de la Justicia y; Prevención, emergencia y rehabilitación para responder ante desastres y conflictos en las regiones que así lo requieran, independientemente de la religión, raza, grupo étnico o género. Lo anterior es lo que justifica nuestra presencia en países como Indonesia, Irak, Liberia, Chad entre otros.
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