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Diario de Ecatepec

Un Legionario de Cristo en la Secretaría de Economía

Los Legionarios de Cristo no han visto la suya en estos días. A raíz de los escándalos por los deleznables crímenes sexuales de su fundador, Marcial Maciel, el Vaticano comenzó a investigar para encontrar que este individuo también manejo de manera discrecional y contraria a los objetivos de la congregación, enormes cantidades de dinero proveniente de la operación de sus colegios y de las aportaciones de sus simpatizantes: bienhechores, en la jerga legionaria.

Quizás para aminorar sus penas, el gobierno mexicano ha decidido refrendar su fe en esta poderosa congregación que no en balde recibe el sobrenombre de “Millonarios de Cristo”. Después del enésimo ajuste al gabinete presidencial, empujado seguramente tanto por los yerros de Gómez Montt al frente de la Secretaría de Gobernación, como por la carrera electoral hacía 2012, Felipe Calderón ha designado al frente de la Secretaría de Economía a una persona muy cercana a los Legionarios: Bruno Ferrari.


Cabe mencionar que en esa extraña simulación que viene a ser la organización de Legiunarium Christi hay al menos tres dominios:


1. Religiosos, que visten los hábitos y han hecho el voto de castidad. Registrados como ministros, los hombres pueden oficiar misas; en tanto que las mujeres viven como monjas.


2. Consagrados. Los integrantes de este grupo son denominados legionarios y, aunque estudiaron carreras liberales como Administración o Derecho, han hecho votos de castidad y vive dentro de la economía de la congregación: no poseen bienes propios ni manejan dinero, sino que dependen enteramente de la Legión para su vida. Dado que este grupo no viste hábitos, se ubican debajo de los religiosos en la jerarquía de la congregación. Con frecuencia se les registra como titulares de las escuelas de la legión, de tal manera que los sacerdotes que realmente están al mando, están a salvo de violar las leyes mexicanas.


3. Movimiento Regnum Christi. Este grupo se compone por los seglares que apoyan de manera económica, con trabajo o en especie a la congregación. En este “movimiento”, como se le denomina internamente, están los bienhechores, algunas de cuyas aportaciones fueron desviadas para solventar la vida de lujos de Marcial Maciel y de sus familias.


Bruno Ferrari pertenece (o al menos pertenecía) al Movimiento Regnum Christi, a tal grado de su chofer fue asignado para apoyar de tiempo completo a la Administración Territorial Monterrey, organismo encargado de los asuntos terrenales de la Legión en el norte del país. Esta ideología conservadora se nota sin reservas en los artículos que publica Ferrari en El Financiero.


Independientemente de su capacidad y preparación, su orientación y cercanía con los “Millonarios de Cristo” nos permiten prever cómo manejara la economía de nuestro subdesarrollado país. Creo que los pobres deberán esperar a la otra vida para tener oportunidades de desarrollar su potencial en el trabajo.


Pero para la congregación católica con mayor poder económico en nuestro país, tan vapuleada en estos momentos por el Vaticano, hay al menos una buena noticia que seguramente sabrán agradecer a nuestro devoto presidente.

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