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Diario de Ecatepec

El periodismo, vehículo de las revoluciones

El periodismo, vehículo de las revoluciones

Por : Stephany Caso

Las revoluciones son la pauta a la transformación, la liberación ideológica de un pueblo. La palabra revolución deviene a partir de la acepción de sublevación o rebelión de una sociedad, inconforme ante el gobierno; corrupto, autoritario, engañoso, hostil ante las necesidades de una nación, sin embargo, el ser revolucionario implica una ideología pura y concreta de los cambios que se quieren provocar, es decir, basado en una teoría fundamentada y de pronto utópica acerca de la verdadera forma de gobierno y porque no, de la vida misma.

En México, las revoluciones se han hecho presentes desde la misma época prehispánica, en la antigua Tenochtitlan, de entre otras culturas que emergieron bajo el cobijo del ritual, la astrología, la numerología y el combate entre pueblos.

Así mismo la lucha por subsistir y abrazar la tierra, viviendo en prisión y en libertad, dualidad que conjuga el hallarse en sus territorios y ser invadidos por los Españoles, con los cuáles lucharon y victoriosos los Españoles “Los triunfadores, son los que escriben la historia”, bien decía “Visión de los vencidos”, no obstante, la época prehispánica memorable, existente, trascendente, sigue viva hasta nuestros días.
La revolución no significa ser vencedor, simplemente “innovador”, pues debido a las revoluciones los cambios surgen, la sociedad evoluciona, emerge el desarrollo; político, social, económico y cultural.
Posteriormente la república Mexicana se ha visto envuelta en revoluciones y
movimientos sociales, tales como: la revolución mexicana, el movimiento de
Independencia y hasta el propio octubre trágico, conocido comúnmente como “el
movimiento estudiantil de 1968”, su antecedente especifico (analizado por la revista proceso del 3 de octubre de 1977) Huitzilac, en el años de 1927 en el tercer año de gobierno de Plutarco Elías Calles, fue sorprendido de la noche a la mañana, ya que la reelección de Álvaro Obregón, como sucesor a la presidencia, era apoyado por los partidos: Nacional Agrarista, Comunista, Ferrocarrilero y Laborista.

En Estados Unidos se preparaba una vez más la invasión a tierras Mexicanas, por la cuestión petrolera. Así el 2 de octubre de 1927, fue fatídico , el general Serrano, acompañado por trece de sus más cercanos partieron a un rancho ubicado en Cuernavaca, posteriormente fueron recibidos con un fiesta, celebrando el día de su santo, mientras tanto Calles, planeaba la aprehensión en contra de éste, así gustosos Calles y oficiales, acordaron matar a Calles “en caliente”, como enunciara el general Porfirio Díaz.

El poder de las revoluciones, como es preciso apreciar deviene desde el México antiguo, traspasa tiempo y fronteras y es debido convenir que sin el motivo de la revolución o levantamiento de armas, el desarrollo entre las sociedades, prevalecería estático. Una revolución no sólo lucha, difunde, crea teorías, mueve masas, recrea el espíritu revolucionario ferviente en la sangre del mexicano por la plena convicción de dar armas al cambio y la transformación.

Si las revoluciones no nos ofrecieran una visión de cambio, una apertura, social, económica y con solvencia “democrática”, en tiempos actuales, de nada serviría el proliferarse, al paso de los años.

En este contexto, y bajo el enigma de quien hace la revolución, si el periodismo con su poder de comunicar pero también de destruir o los libros. Partiendo de lo particular, los libros son prueba fehaciente del cambio, como la creación de la ley de imprenta, revoluciones en el mundo como la Revolución Industrial y la revolución francesa, que dieron pie al cambio, característico de la lucha.

Un libro da pauta al conocimiento, al razonamiento fructífero del pensamiento humano, a la idealización de llegar a la perfección por medio de la sabiduría y el aprendizaje interminable. Los libros, aclaran el pensamiento, lo expanden, se hacen participes de nuestros más anhelados sueños, pero también dan origen a la creación de nuevas hipótesis, teorías y acepciones, creadas a partir del juicio y el raciocinio que nos obsequia la lectura.

Peculiar el periodismo y los libros por expresar, comunicar, formadores de ideologías, pero también de juicios, los libros hacen la revolución, porque al generarse una revolución, no sólo se escribe la historia de principio a fin, sino también proporciona a la mente humana, una visión ideal de la realidad, para poder transformarla.

Porque un libro puede renovar nuestra percepción, no trata de dogmatizar, sino de crear un juicio, fundamentada en teorías certeras, por lo tanto, un libro crea el pensamiento revolucionario y la prensa y el periodismo son el vehículo que transporta lo que acontece y analiza la circunstancias por las cuáles se generan.

De la mano el periodismo y los libros por transmitir e innovar la mente, para lograr un cambio, un llamamiento a los individuos y a la propia vida a despertar, a evolucionar y a revolucionar, por la sencilla razón de ser libres de pensamiento, palabra y espíritu.












1 comentario

José Luis Ortega Pérez -

Hola Stephany Caso.
Gracias por colaborar con este artículo. Nos da gusto que el periodismo ciudadano cada vez cobre más auge. Te invitamos a que sigas colaborando; haz contacto con nosotros al correo:
diariodelpueblo@gmail.com
P.D. La invitación a escribir la hacemos extensiva a todos nuestros lectores.